Una propuesta reciente de la EPA bajo la administración Trump saca a relucir una división entre los principales productores de la industria y los operadores menores dentro de los Estados Unidos. La propuesta está diseñada para aumentar la producción nacional de gas natural y petróleo, pero dejando sin efecto las leyes sancionadas por la administración Obama que imponen una regulación estricta a las emisiones de gas metano como parte de un plan para afrontar el impacto de los Estados Unidos en el cambio climático.
Pequeños y medianos productores de gas natural y petróleo
Las pequeñas y medianas empresas que luchan por mantenerse a flote bajo las regulaciones vigentes, presionan para que se levanten las normas que regulan las emisiones del metano. La producción de gas natural y petróleo de estas empresas es mucho menor en comparación con las grandes corporaciones con participaciones globales y, con frecuencia, no pueden darse el lujo de afrontar los retrasos o los costos asociados con los ajustes necesarios para cumplir con dichas regulaciones. Con las nuevas normas, las pequeñas y medianas empresas podrán mantener su producción sin experimentar retrasos debido a actualizaciones relacionadas con las instalaciones de almacenamiento, sistemas de transporte y tecnologías de monitoreo de fugas. La derogación permitirá a los pequeños y medianos productores incursionar en una plataforma en la cual podrán competir de forma razonable con las grandes corporaciones.
Grandes productores de gas natural y petróleo
Los principales actores, como Shell y Exxon Mobile, se han puesto del lado de los ambientalistas, exigiendo no solo mantener sino también seguir aumentando las regulaciones sobre las emisiones de gas metano. Las grandes corporaciones pueden pagar los costos de cumplimiento y se oponen a las nueva propuesta, alegando que perjudica la industria.
Las regulaciones vigentes impulsadas por la administración Obama han recibido el visto bueno de los principales productores, no solo porque les permite mantenerse en el mercado con ventajas sino también porque han invertido en energías de combustión más limpias y tienen intereses comerciales globales que les exige ofrecer una opción de combustible que sea segura de producir, almacenar, transportar y usar. Los actores rebeldes que potencialmente pueden amenazar la imagen de un combustible más limpio representan un riesgo para los millones, incluso billones de dólares invertidos en dichos combustibles y tecnologías.
¿Qué es el gas metano y por qué es tan importante?
El metano es uno de los gases más dañinos liberados a nuestra atmósfera, pero también es uno de los productos y subproductos más útiles de la industria del gas natural y del petróleo en Estados Unidos.
El gas metano es mucho más potente que el dióxido de carbono y, aunque se disipa más rápido, el metano hace mucho más daño que el dióxido de carbono y otros gases en nuestra atmósfera. Cuando el gas crudo se libera a la atmósfera, atrapa más calor residual del sol y de la actividad humana que el dióxido de carbono. El gas metano es una alternativa de combustible eficaz y de combustión limpia al carbón y al petróleo. Para que los beneficios del gas metano sobrepasen los peligros, se debe producir, almacenar, transportar y entregar sin que el gas crudo se filtre a la atmósfera.