La industria gasífera en Perú ya venía mostrando números preocupantes, tras una caída en la inversión de 947 millones de dólares en 2012 a tan solo 46 millones en 2019

La producción de gas natural licuado (GNL) en Perú registró una caída, en promedio, de 20% durante la primera quincena de abril en comparación con la primera quincena de marzo, debido a la menor demanda industrial y al menor consumo de vehículos particulares, como consecuencia de la cuarentena para frenar la propagación de la pandemia Covid-19, según se desprende del informe Impacto del Covid-19 en la economía peruana, en su edición abril 2020, el cual fue elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE). 

El reinicio de la producción en los lotes 56 y 57, administrados por el consorcio Camisea, cuya operación, así como la de la planta de licuefacción de Pisco, se había paralizado entre el 26 y 31 de marzo por labores de mantenimiento, permitió un repunte en la última semana; no obstante, durante los primeros días de abril la producción diaria promedio se había reducido en aproximadamente la mitad con respecto a los primeros días de marzo. 

Este desplome obedeció principalmente a una menor demanda de las empresas de generación eléctrica, inclinándose la balanza hacia una priorización por fuentes de energía hidráulica, así como por la menor demanda industrial de empresas grandes y medianas. Esta caída en la demanda local se observó en la menor producción en el lote 88 de Camisea, dedicado mayormente al mercado nacional, la cual ha experimentado una reducción de casi 70% con relación a la primera quincena de marzo. 

Factores y riesgos

De acuerdo con el informe, fuentes del sector indican que la menor demanda local por gas natural seco ha llevado a Camisea a incrementar la reinyección en los lotes del gas no vendido, almacenándolo dentro de los yacimientos gasíferos. No obstante, la capacidad de reinyección de los lotes está llegando a su límite, lo que se traduce en pronósticos de bajas graduales en la producción, considerándose incluso el caso extremo de que pueda llegar a una paralización total de operaciones.

Otro factor que está afectando el futuro inmediato, principalmente en cuanto a los riesgos de la capacidad operativa de la industria, es la caída de precios y la baja demanda, a pesar de que los expertos aclaran que los costos de operación son distintos según cada área de explotación y tipo de hidrocarburos. A pesar de la caída del precio internacional del gas, de acuerdo con las conclusiones del informe, no existen riesgos para la exportación. 

Desafíos de la industria

Las consecuencias económicas de la pandemia sobre el sector de hidrocarburos en Perú se suma a la grave situación que ya venía experimentando la industria durante los últimos años, pues la inversión en exploración ya mostraba números preocupantes, tras caer de 947 millones de dólares en 2012 a tan solo 46 millones al cierre de 2019, lo que se ha debido, en parte, a las demoras en procesos administrativos y los altos costos preoperativos para el funcionamiento de la industria en el país andino. 

Una vez superada la emergencia por los efectos del Covid-19, la industria de gas en Perú se enfrentará al desafío de generar incentivos a la inversión de exploración a través de la reducción de tiempo y costos en permisos y procedimientos en la etapa previa a la inversión para poder lograr la reactivación del sector en el mediano plazo, de acuerdo con las recomendaciones del Instituto Peruano de Economía.